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LA IMPORTANCIA DE UN BUEN ABOGADO

La profesión de abogado es una de las más importantes del mundo. La razón de esta importancia reside en la trascendencia de la función del abogado.

Ya en el código de Justiniano aparece un texto (“De advocatis diversorum indiciorum” Código,Libro II,Tit.VII , Ley 14 ) que viene a decir.”Los abogados que aclaran los hechos ambiguos de las causas, y que por los esfuerzos de su defensa en asuntos frecuentemente públicos, y en los privados, levantan las causas caídas y reparan las quebrantadas, son provechosos al género humano no menos que si en batallas y recibiendo heridas salvasen a su patria y a sus ascendientes. Pues no creemos que en nuestro imperio militen únicamente los que combaten con espadas, escudos y corazas, sino también los abogados; porque militan los patronos de causas, que confiados en la fuerza de su gloriosa palabra defienden la esperanza, la vida y la descendencia de los que sufren “.


En época del gran emperador Justiniano, la sociedad ya era consciente de la trascendencia de la función  del abogado . Hoy, en el aún novel siglo XXI, su función sigue siendo tan importante o más que en los inicios de nuestra historia. El abogado cuando después de haber escuchado a una persona fisca o jurídica, empieza a trabajar, a estudiar la documentación, a buscar soluciones, lo hace velando por un interés concreto y especifico, el de su cliente. Es justamente en esta concreción, donde reside la grandeza  de su función. La solución a este caso concreto alimentará el ordenamiento jurídico general, por los diferentes cauces procesales previstos, contribuyendo a enriquecerlo y mejorarlo. El abogado lucha por separar lo equitativo de lo no equitativo, objetivo que requiere un gran esfuerzo y al que se llega a través del conocimiento que le brinda su propia experiencia profesional, pero también gracias al conocimiento mediato , el que adquiere de otros abogados, de otros juristas, de la jurisprudencia. El abogado es un profesional que para poder cumplir su función debe ser un buen conocedor de su sociedad, de los hechos concretos  que importan a cada uno de sus  asuntos y de la evolución legal y jurisprudencial. Por todo ello nunca puede dejar de ser un estudiante.

Pero aún siendo imprescindible no es suficiente saber derecho, el letrado, además, ha de ser un buen comunicador y un mejor receptor de información. Es clave para un abogado entender lo que le pasa a su cliente, lo que anhela, entender lo que ha sufrido, en fin, conseguir que el problema u objetivo del cliente, también sea el suyo, el del abogado, pero desde una visión profesional, que más allá de aportar un consuelo simbólico y  solidario, implemente un tratamiento profesional capaz de aportar soluciones, tranquilidad, sosiego y justicia. Todo ello debe hacerlo desde el respeto y la confidencialidad.

Ejercer la abogacía implica, penetrar en lo más profundo del ser humano y su conducta. Para llevar a cabo esta noble función es necesario contar con la plena confianza del cliente y por ello el abogado ha de ser un profesional leal , honrado y rotundamente ético.     El abogado , absorbe la vida de personas, sus conductas precisas en avatares concretos y propone soluciones válidas para un supuesto único, singular, el que afecta a una determinada persona, en unas concretas circunstancias. Todo lo expuesto,lo digo con el propósito de intentar describir la grandeza de la profesión de abogado.

La luz del letrado, protege la libertad, la seguridad jurídica, la economía, la justicia, todo, casi todo. El respeto a la dignidad del ser humano, está vinculado a la existencia de una abogacía fuerte e independiente. Por esto, pensando en mis hijos, familiares y compañeros, he decidido, implicarme especialmente en la asunción y defensa de los valores propios de la profesión de abogado. Estoy convencida que la mejor manera que tengo de servir a mis conciudadanos y contribuir a que se respeten sus derechos, es contribuyendo a que la abogacía sea fuerte e independiente  y por ello, la profesión de abogado ha de ser objeto de una especial protección por parte de nuestras autoridades , ya que junto con los médicos, los abogados como ningún otro profesional, ven reflejados en el rostro del ser humano, de forma inmediata y profunda, el éxito o fracaso de sus actos profesionales.      Decía Jean Giraudoux, que no hay mejor forma de ejercitar la imaginación que estudiar la Ley. Es probable, pero lo que es seguro, es que  pocas formas hay más efectivas de garantizar la libertad y dignidad del ser humano, que el fomento y protección de una abogacía  fuerte, libre e independiente. Estoy convencido de la necesidad de que las instituciones representativas de la abogacía y de la ley ,defiendan de una vez por todas a capa y espada  la libertad e independencia de la abogacía, no por corporativismo, sino porque ello interesa a nuestros mayores, hijos, cónyuges, hermanos, a toda la sociedad. ¿Acaso no es lógico y razonable ?


Imagen Ilustrativa: Abogado laborando en alguno de sus casos




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